martes, 17 de octubre de 2023

Reseña sobre cuentos de Alejandra Kamiya

La lectura no siempre es algo complicado e intencionado, simplemente puede ser un modo de expresión, sin propósito más profundo que el de compartir ideas y emociones. En los siguientes textos a nombrar se aprecia como la autora de los mismos, Alejandra Kamiya, introduce un poco de ella, pero ¿no todos los artistas hacen eso con sus obras? No hay manera de separar al autor de sus obras, tienen una misma y única raíz, pero lo interesante es analizar cómo hace acto de presencia.

Alejandra Kamiya, argentina de nacimiento con sangre japonesa, muestra en diversas obras el sentimiento de ser migrante, el sentido de pertenencia-no pertenencia a un lugar. La cultura occidental, como es de esperar, también es muy palpable, como una manera de decir que está orgullosa de sus raíces y no se niega a dejarnos conocer más sobre su mundo. No sólo eso, su escritura es delicada y paciente, siendo acompañada de diversas analogías que hasta cierto punto llegan a parecer poesía.

Muchos de sus cuentos no tienen diálogos, se enfocan más en lo reflexivo, a la libre interpretación de la persona que lo lee. No todo debe servirse en bandeja de plata.

Dos obras que representan esto son las de "Las grullas de Idemizo" que, muestra a su padre japonés buscando traducir un cuento a su hija, que, sin ánimos de adelantar cosas en esta historia corta, parece ser una enseñanza para aprender a valorar a las personas, querer acompañarlas cuando están mal, demostrarles apoyo, pero también teniendo en cuenta que no se puede pretender que por el mero hecho de hacer todo esto, signifque que esa persona esté lista o que le deba algo. Hay que dejar que el tiempo fluya, sin presiones, si algo tiene que ser, se va a dar, en el tiempo correcto. Además, ante todo esto siempre hay un tinte de amor, no necesariamente romántico.

Y, la otra obra es la de "Partir", donde nos va narrando sobra la infancia de esta joven chica hija de inmigrantes, que le busca distintos enfoques a la palabra "partir", tales como dividir o hacer mitades. Desde estos significados se va asomando el pensamiento del extranjero perdido en sí mismo, incapaz de sentirse totalmente de un solo lugar. "Así que soy half. Soy japonesa en Argentina y argentina en Japón, así, con las minúsculas para mí y las mayúsculas para el país"; siendo esta una frase muy curiosa y poderosa al leerla, retrata los pensamientos de una persona que llega a pasar por extranjero en sus países de procedencia, donde uno ya no es quién por lo que es, sino por su origen. 

Las relaciones familiares, tales como madre/padre e hijo/s son muy marcadas, hacen acto de presencia en historias tales como "Los Nombres", que narra sobre una familia que desde un inicio está quebrada y paulatinamente todos se van escudando en ciertas actividades u objetos que encuentran en sus vidas, siendo narrada por en priemera persona desde la perspectiva de la hija menor, que se encuentra curiosa por el paradero de su hermano. También en "Kurokos", que de manera muy lírica hace un recorrido por la vida de la protagonista, teniendo la ayuda de estas "personas" o "ropas negras" (kurokos), desde que es pequeña hasta que tiene su familia y finalmente se despide. Finalmente, en "El Pañuelo y el Viento" a pesar de hablar sobre roles familiares, se introduce en la relación de primos, cuento donde hay mucha atención a los detalles.

Entre los distintos cuentos aparece el elemento de un idioma silencioso, que a raíz de mostrar al narrador entender el significado intrínseco de lo que se le quiere decir, abre paso al lector a analizar, a pensar más allá de lo que está plasmado en el papel. Demuestra que a través del silencio se pueden transmitir muchas cosas. Es un elemento muy aplicado en "Los Nombres", donde inlcuso un momento la protagonista queriendo redactarle una carta a su madre dice: "Es difícil hacer silencio por escrito". "Las Grullas de Idemizo", cuento que también posee gran variedad de elementos anteriormente nombrados, también tienen un poco de este elemento silencioso. Demuestra que el silencio puede ser poderoso aún así en un cuento.

Son cuentos reflexivos, algunos con diversas analogías  y dentro de todo a libre interpretación fáciles y cortos de leer. Como por ejemplo en "Los Nombres", donde se encuentran frases tales como "Mi olvido tenía la forma exacta de mi hermano", o "Era enero y mi apartamento parecía un sobreviviente en una ciudad nueva." O "El Pañuelo y el Viento" con "Como si así volviéramos a ser la familia que habíamos sido. Como si para crear una orquesta bastara con poner en un mismo lugar a los músicos." O, finalmente en "Kurokos", con su frase final "El gran barco ha terminado de pasar: puedo ver la otra orilla".

La periodista Hinde Pomeraniec llamó una vez a Alejandra Kamiya como "La autora de los títulos largos y los cuentos inolvidables"; esta vez no se hizo selección de sus cuentos con títulos largos, tales como "Los árboles caídos también son el bosque" O "El sol mueve la sombra de las cosas quietas". Ya depende de cada lector determinar si considera sus cuentos inolvidables, por lo que son cordialmente invitados a introducirse en este pequeño repertorio de literatura argentina.

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