Bajo un cielo azulado, sin atisbo alguno de nubes u otro ente en el mismo, se encuentra la inmensidad de unos médanos de un color dorado apagado. Este color plaga la mayoría de la foto, con la pequeña excepción del cielo, no se ve el fin alguno de la arena.
A la derecha de la foto se encuentran dos personas descalzas, caminando bajo el sol y la arena, una con vestido blanco y pelo lacio castaño, y la otra persona con pantalón y remera marrón. Al momento de la foto se encontraban en movimiento, la de vestido en contacto con el brazo de la otra persona.
Entre la inmensidad dorada amarronada de los médanos se aprecian cientos de pisadas que posteriormente pasarían a ser borradas por el viento.
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