A principio de año trataba de hacer todo muy "perfecto", que se vea, por así decirlo, profesional, con el tiempo me fui soltando, ya no esperaba al tiempo perfecto para escribir, o que las consignas dadas tengan que estar hechas de cierta manera particular. Todo esto, obviamente, sin dejar de lado las pautas. Es como si se hubiera soltado "el lápiz" al momento de escribir. No trato de buscar el cuento perfecto, trato de hacer un buen cuento, y si hay alguien que lo considere perfecto, pues me sentiría muy alagada.
En el primer cuatrimestre me sirvió de mucho ver las correcciones de los textos que entregaba, así no pensaba que todo lo que escribía estaba bien, me daba más chances a seguir aprendiendo, unas de las actividades que más me gustaron fueron las crónicas y la entrevista (aunque me costó un poco).
En este segundo cuatrimestre ya venía con la experiencia de cómo funcionaba la cátedra, pude adaptar mis tiempos, y a pesar de no poder ver las tan esperadas correcciones de los textos (por distintos motivos), siento que he hecho un buen trabajo en los cuentos.
Algo que sí debo admitir es que me cuesta mucho realizar textos subjetivos, y este año pude prácticarlos en distintas oportunidades. Trato de meterme más en los cuentos, de meter un poco más de emociones incluso. De hecho, no solo aprendía de los textos que hacíamos, sino también de mis compañeros; leíamos los textos y me quedaba maravillada de las cosas que surgían, e incluso, recalco a una chica, Mariana, de la que siento que estaba aprendiendo, ya que ella hacía textos muy subjetivos y yo muy objetivos, por lo que siempre estaba a la espera de ver qué se le había ocurrido, me encantaba escuchar lo que escribía.
Termino la cursada con un lindo sentimiento, la verdad es que esta materia fue mucho mejor de lo que esperaba y la experiencia que me brindó la trataré de seguir aplicando a un futuro.
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