martes, 11 de abril de 2023

Autobiografía


 Empezar siempre es el paso más difícil pero, por lo general, también es el más certero, por lo que me introduzco, mi nombre es Carla Henríquez, nací el 4 de febrero, soy una ferviente amante de los gatos y de las cosas dulces. Llegué a Argentina a finales de 2019, donde he conocido a personas importantes en mi vida, incluyéndome entre ellas.

 En principio, no encontraba mi vocación, solamente me gustaba leer para saciar mi curiosidad y por saber de nuevas historias y cuentos. Sería fácil imaginar que podría terminar estudiando algo vinculado a las Ciencias Sociales, pero siempre me iba por la Ciencias Exactas, grave error, ni bien traté de ingresar a Ingeniería descubrí lo infeliz que me hacía realizar cálculos sin saber porqué, cómo y para qué se hacían. Mi mamá siempre tuvo razón al decir que terminaría estudiando algo de sociales.

 A pesar de todo esto, terminar en la carrera solo fue un acto impulsivo gratamente apoyado por mi mejor amiga (en teoría, las dos nos íbamos a meter en la carrera en caso de no lograr ingresar donde queríamos, pero solamente yo me apegué a esa idea), era algo para hacer mientras me preparaba para tratar de volver a ingeniería, cosa que obviamente no llegué a hacer. 

 Mis experiencias con la lectura -lo digo en plural porque cada lectura contiene un algo imposible de agrupar con las demás- son modestas, literatura juvenil, relatos, cuentos, etc. Pero mis experiencias con la escritura son de menor índole, siempre bajo la excusa de una poca imaginación y perfeccionismo. 

 Dentro de esta materia -Taller de Expresión I- solo espero disfrutar del recorrido, permitirme practicar la escritura sin caer en excusas ni perfeccionismos, para poder expresarme de tal manera que las personas deseen leer y/o escuchar lo que redacto, cosa que para mí es importante para poder ser periodista.

Cada cierto tiempo un atisbo de duda aparece con relación a mis elecciones, pero por el momento me gusta la idea de redactar, entrevistar o incluso investigar. El tiempo determinará donde pueda terminar

Tres versiones del Cuento Breve

VERSIÓN 1. 

Hueco Blanco.

Cuenta una leyenda que en una pequeña ciudad de muy lejano hay un lugar en el que los hombres entran, pero nadie los ve salir, puede que solo sea un mito, pero no dejaban a los niños acercarse y les infundían el terror con una pequeña prosa que decía:

"En las oscuridades de la ciudad, un pequeño hueco blanco encontrarás, donde ni bien quieras entrar, salida no encontrarás, cuidado con escapar, porque tras ti estarán, un dos tres, un dos tres, vuelta atrás ya no habrá."

Sebastián, quien no creía encontrar tal lugar, decidido a aventurarse para darle un poco de animosidad a su vida, finalmente consiguió el lugar prometido. Inquieto y cautivado buscó adentrarse en ese camino blanco, hasta finalmente toparse con diversas puertas que -sin él saber- lo llevarían a la nada y a un todo.  

Como generalmente hacen los desafiantes de historias, Sebastián pensó que podría salir sin inconvenientes, que el mito urbano formado alrededor de ese lugar era completamente una falacia y estaba mentalizándose para narrar su experiencia en el mismo, hasta que se encontró con una forma monstruosa nunca antes vista. Corrió todo lo que sus piernas podían aguantar, pero el abrir puertas solo lo llevaba a lugares distintos -aun siendo completamente blancos-. Se sintió desesperado, solo y perdido, su mente le hizo pensar que estaba en el laberinto de Dédalo, pero eso era solo un mito, o eso creía.

Más nunca se supo de Sebastián, las leyendas del pequeño lugar blanco habían retomado sentido, sumándole monstruos con cuerpos de animal y cabeza de humano para engañar a sus presas a entrar.

 

 

VERSIÓN 2.  

RUIDO GRIS.

Lidia estaba anonadada con el joven que tenía frente suyo, ¿Cómo era posible que haya encontrado una salida de tal lugar? no recordaba el tiempo que había estado ahí, pero se había rendido completamente con buscar una salida, ¿Podría ser posible que por la llegada de Fran se hubiera activado un nuevo camino que lleve a una salida? No tenía tiempo para pensar en eso. Los dos chicos se fueron a buscar las cosas necesarias para subsistir a lo desconocido, siguiendo el camino de colores grisáceos que contrastaba de gran manera con el lugar blanco, sin saber con lo que se podrían encontrar y mucho menos sin contar con las miradas de millones de personas puestas sobre ellos.

 

 

VERSIÓN 3.   

Al dormir.

¿Alguna vez has pensado a dónde vas cuando duermes? Eso era algo que Yael pensaba de manera continua, encontrándose en un camino sin respuesta aparente. Muchas veces llegaba a la conclusión de que no ocurría nada, se guiaba por lo que le decían los adultos, un simple descanso. Otras, creía imaginar que iba a otro lugar, un lugar para quienes duermen, pero nunca sabía si era un lugar bueno o malo. 

Un día, sin motivo aparente (o con ayuda de un golpe), Yael termina en un profundo sueño que lo lleva por un lugar completamente blanco, con diversas escaleras y puertas en un orden que no termina de comprender, pero lo que sí sabía es que debía investigar dónde estaba, hasta que se encuentra con una chica de baja estatura y delgada. Esta chica no parece asombrarse por verlo, como si fuese algo de todos los días encontrarse con desconocidos, pero sin desperdiciar la oportunidad, el joven pregunta sobre su paradero actual.

—Nos encontramos en Sueño 48, este es uno de los recintos donde vienen las personas cuando duermen— le responde la chica—, cada recinto se hace acorde a la edad y especificaciones de cada grupo de individuos que llega y, a medida que pasa el tiempo (o que van madurando sus sueños), cambian de recinto. Sé que al ver todo tan blanco no tiene sentido, pero todo está en las habitaciones.

Estupefacto, Yael entendió que finalmente había resuelto su gran incógnita, agradeciéndole a la chica, determina que es su mejor oportunidad para investigar sobre ese lugar, procurando recordar lo que le dice.

—¿Cómo es que sabes tanto de este lugar? Por lo que cuentas parece que todos venimos al dormir, pero la verdad es que yo nunca puedo recordarlo—pregunta el joven mientras ve como el sitio se va llenando poco a poco. 

—Ni bien despiertes tu cabeza olvidará este lugar, así funciona esto, por lo que ningún conocimiento prevalecerá—empieza a decir la chica—. Todo lo que sé es porque nunca me fui y nunca olvidé, no me ilusiono con que las personas me recuerden, pero solo quiero un día volver y olvidar este paraíso blanco donde no hay dolor.

...

El salpicón de agua fría por parte de sus padres lo desorienta, pero era lo necesario para despertar. Yael se arregla para ir a clases mientras se pregunta lo mismo de siempre; ¿A dónde vamos cuando dormimos?

 

martes, 4 de abril de 2023

Cuento Breve


Ruido blanco.

Abrir los ojos fue un acto de valentía, impulsado por el dolor que sentía en todo el cuerpo, no sabía dónde estaba, era un lugar de un blanco nunca antes visto, con pisos y escaleras mecánicas que daban la ilusión de ser un perfecto laberinto. El joven caminó para ver donde podía conseguir una salida hasta que una chica llegó a su rescate.

—¿Te encuentras bien? —ante una pequeña afirmativa la chica siguió hablando—. Ven, te voy a mostrar el lugar para que lo disfrutes, puede parecer engañoso, ten cuidado, ni bien entras por lo que parece ser la entrada principal ya estás en el segundo piso, pero si entras por la puerta que tiene el estacionamiento cerca, es el primer piso. ¡Pero no lo confundas con el estacionamiento del subsuelo, te llevan a pisos diferentes!

Dicho eso, le agarra del brazo y empieza a hablar, muy dulce y amena, pero sin dar tiempo a pensar en todo lo que dijo y en las incoherencias sobre la construcción de ese lugar tan extraño. La chica le muestra todo el lugar y lo lleva por lo que dice ser sus "lugares favoritos", pero entre tanta blancura no le es posible retener mucha información. Entre tantas cosas habla sobre su vida, dice que no sabe cómo llegó ahí, que ya es un hogar para ella, pero se alegra de tener a otra persona con la que pueda pasar el rato, siempre está a la espera de una nueva persona que aparezca para hacerle compañía.

Siendo solo dos personas en ese lugar tan extraño, se apoyaban mutuamente entre tanto desconocimiento, pero hoy había cambiado algo, el joven quería darle una sorpresa a Lidia -así se llamaba la muchacha- encontrando una salida de ese recinto. Buscó, hasta que finalmente se le ocurrió ir por el estacionamiento, sin saber cuál era en específico, pero se decantó por la vista de algo que no había visto antes: finalmente un color grisáceo. Eso debía significar que podían irse de ahí, pensó, ya no había más del mismo blanco enfermizo. Lo único que le importaba al joven era poder volver para decirle a Lidia que había encontrado una salida, hasta que siente un fuerte golpe que lo deja inmóvil del shock y escucha una voz decir:

—¿Por qué todos tratan de escapar? Esta vez traté de que disfrutaras, pero no te recomendaría seguir con esa actitud, ya deberías recordar lo que sucedió con los demás— escuchó el joven hasta que todo quedó en negro nuevamente.


Cuento sobre algo prohibido

El peso.  En un pequeño pueblo rodeado de bosques espesos y colinas suaves, vivía Elena, una mujer aparentemente amable y querida por todos....