martes, 11 de abril de 2023

Tres versiones del Cuento Breve

VERSIÓN 1. 

Hueco Blanco.

Cuenta una leyenda que en una pequeña ciudad de muy lejano hay un lugar en el que los hombres entran, pero nadie los ve salir, puede que solo sea un mito, pero no dejaban a los niños acercarse y les infundían el terror con una pequeña prosa que decía:

"En las oscuridades de la ciudad, un pequeño hueco blanco encontrarás, donde ni bien quieras entrar, salida no encontrarás, cuidado con escapar, porque tras ti estarán, un dos tres, un dos tres, vuelta atrás ya no habrá."

Sebastián, quien no creía encontrar tal lugar, decidido a aventurarse para darle un poco de animosidad a su vida, finalmente consiguió el lugar prometido. Inquieto y cautivado buscó adentrarse en ese camino blanco, hasta finalmente toparse con diversas puertas que -sin él saber- lo llevarían a la nada y a un todo.  

Como generalmente hacen los desafiantes de historias, Sebastián pensó que podría salir sin inconvenientes, que el mito urbano formado alrededor de ese lugar era completamente una falacia y estaba mentalizándose para narrar su experiencia en el mismo, hasta que se encontró con una forma monstruosa nunca antes vista. Corrió todo lo que sus piernas podían aguantar, pero el abrir puertas solo lo llevaba a lugares distintos -aun siendo completamente blancos-. Se sintió desesperado, solo y perdido, su mente le hizo pensar que estaba en el laberinto de Dédalo, pero eso era solo un mito, o eso creía.

Más nunca se supo de Sebastián, las leyendas del pequeño lugar blanco habían retomado sentido, sumándole monstruos con cuerpos de animal y cabeza de humano para engañar a sus presas a entrar.

 

 

VERSIÓN 2.  

RUIDO GRIS.

Lidia estaba anonadada con el joven que tenía frente suyo, ¿Cómo era posible que haya encontrado una salida de tal lugar? no recordaba el tiempo que había estado ahí, pero se había rendido completamente con buscar una salida, ¿Podría ser posible que por la llegada de Fran se hubiera activado un nuevo camino que lleve a una salida? No tenía tiempo para pensar en eso. Los dos chicos se fueron a buscar las cosas necesarias para subsistir a lo desconocido, siguiendo el camino de colores grisáceos que contrastaba de gran manera con el lugar blanco, sin saber con lo que se podrían encontrar y mucho menos sin contar con las miradas de millones de personas puestas sobre ellos.

 

 

VERSIÓN 3.   

Al dormir.

¿Alguna vez has pensado a dónde vas cuando duermes? Eso era algo que Yael pensaba de manera continua, encontrándose en un camino sin respuesta aparente. Muchas veces llegaba a la conclusión de que no ocurría nada, se guiaba por lo que le decían los adultos, un simple descanso. Otras, creía imaginar que iba a otro lugar, un lugar para quienes duermen, pero nunca sabía si era un lugar bueno o malo. 

Un día, sin motivo aparente (o con ayuda de un golpe), Yael termina en un profundo sueño que lo lleva por un lugar completamente blanco, con diversas escaleras y puertas en un orden que no termina de comprender, pero lo que sí sabía es que debía investigar dónde estaba, hasta que se encuentra con una chica de baja estatura y delgada. Esta chica no parece asombrarse por verlo, como si fuese algo de todos los días encontrarse con desconocidos, pero sin desperdiciar la oportunidad, el joven pregunta sobre su paradero actual.

—Nos encontramos en Sueño 48, este es uno de los recintos donde vienen las personas cuando duermen— le responde la chica—, cada recinto se hace acorde a la edad y especificaciones de cada grupo de individuos que llega y, a medida que pasa el tiempo (o que van madurando sus sueños), cambian de recinto. Sé que al ver todo tan blanco no tiene sentido, pero todo está en las habitaciones.

Estupefacto, Yael entendió que finalmente había resuelto su gran incógnita, agradeciéndole a la chica, determina que es su mejor oportunidad para investigar sobre ese lugar, procurando recordar lo que le dice.

—¿Cómo es que sabes tanto de este lugar? Por lo que cuentas parece que todos venimos al dormir, pero la verdad es que yo nunca puedo recordarlo—pregunta el joven mientras ve como el sitio se va llenando poco a poco. 

—Ni bien despiertes tu cabeza olvidará este lugar, así funciona esto, por lo que ningún conocimiento prevalecerá—empieza a decir la chica—. Todo lo que sé es porque nunca me fui y nunca olvidé, no me ilusiono con que las personas me recuerden, pero solo quiero un día volver y olvidar este paraíso blanco donde no hay dolor.

...

El salpicón de agua fría por parte de sus padres lo desorienta, pero era lo necesario para despertar. Yael se arregla para ir a clases mientras se pregunta lo mismo de siempre; ¿A dónde vamos cuando dormimos?

 

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